
Tal día como hoy, en 1984, veía la luz en la Weekly Shonen Jump el primer capítulo de Kimagure Orange Road, la obra magna de Izumi Matsumoto y uno de los títulos con más regusto ochentero que tenemos en nuestra memoria.
Izumi Matsumoto
Izumi Matsumoto era un pseudónimo que Kazuya Terashima había adoptado en sus tiempos de instituto, cuando formó equipo con un compañero para empezar a hacer historias. Sin embargo, en aquellos tiempos de juventud, el joven Terashima todavía sentía una vocación más poderosa, por eso, al terminar sus estudios de secundaria, se trasladó a Tokio para iniciar una carrera musical, inspirado entre otros por Phil Collins y su grupo, Genesis.
Pero aquellos sueños pronto se evaporaron, cuando se dio cuenta de que para labrarse una carrera en el rock necesitaba conocimientos, entre otras cosas, de notación musical, lo que le hizo cambiar la batería por los lápices y empezar a llamar a puertas de editoriales. Metafórica y literalmente, puesto que consiguió trabajo en Shueisha tras abordar a Takahashi Toshimasa, que formaba parte del departamento editorial.
Takahashi Toshimasa y la nueva Weekly Shonen Jump
En aquel momento, Matsumoto tuvo suerte: a comienzos de la década de los ochenta, la Weekly Shonen Jump pasaba por horas bajas y necesitaba un reenfoque hacia nuevos contenidos que recuperasen la atención de los lectores.
Toshimasa fue una figura clave en este sentido, ya que fue uno de los principales impulsores de esta renovación, impulsando una competición mensual de historias cortas y descubriendo a algunos de los nuevos talentos que se incorporaron al buque insignia del shonen, para llevar a cabo una renovación que diese más espacio a los personajes femeninos y a la comedia romántica, en la línea de lo que estaban haciendo otras revistas. Sin ir más lejos, en la competencia directa de Shueisha, el otro gigante editorial nipón, Shôgakukan, la revista Big Cómic Spirits había iniciado Maison Ikkoku de Rumiko Takahashi en 1980).
De hecho, la figura de Toshimasa (prematuramente fallecido en 2003) fue tan importante para algunos de los autores de la época que apareció en numerosos cameos o con pequeños personajes.
Kimagure Orange Road
Matsumoto debutó en 1982 con una historia corta, Live! Tottemo Rock’n’Roll, con la que quedó segundo en esta competición mensual. No obstante, su estilo gustó mucho y se le dio la oportunidad de debutar poco después con una historia con algo más de desarrollo, Milk Report. En ambas mostraba fuertes influencias del mundo de la música y empezaba a sentar ya las bases de su obra.
En 1984, Izumi Matsumoto inició la serialización del que sería el trabajo de su vida, Kimagure Orange Road, una historia que huía de la grandilocuencia y la épica de las grandes aventuras para presentar una comedia romántica y de enredo aderezada con toques sobrenaturales.
El protagonista, Kyosuke, es un muchacho huérfano de madre que se muda a Tokio junto a su padre y sus hermanas. En su nuevo hogar, pronto conoce a dos chicas del vecindario, Madoka y Hikaru, estableciéndose entre los tres un triángulo amoroso lleno de enredos que se ven multiplicados por los poderes de Kyosuke.
Madoka, historia del manga
Además de su buena acogida, que lo convirtió en un manga y anime muy popular, Kimagure Orange Road tiene el honor de ser considerada como la primera aparición de un personaje tsundere gracias a Madoka.
Este arquetipo generalmente aplica a personajes femeninos que se mueven entre dos actitudes: ser frías y ariscas y ser dulces y adorables (aunque existe cierto debate al respecto sobre si deben ser dos aspectos de la personalidad o el punto de partida y desenlace de la evolución del personaje).
Aunque la denominación de tsundere ya apareció en algunas obras de los años setenta, no se aproximaba tanto a lo que ha acabado siendo, y críticos de la talla de Jason Thompson ubican el principio del tsundere en la figura de Madoka.

Una trayectoria truncada por la enfermedad
Kimagure Orange Road se mantuvo en serialización hasta septiembre de 1987. Ese mismo año, en abril, había dado comienzo la emisión del anime, que se prolongaría hasta febrero de 1988. Después de esa fecha, la llama de Kimagure Orange Road se mantuvo gracias a dos películas y varias OVAs, así como en las recopilaciones en tankobon y posteriores reediciones en distintos formatos.
En lo que respecta a Matsumoto, durante finales de los ochenta y principios de los noventa publicó algunas historias cortas (como la aclamada Sesame Street, de tres volúmenes), comenzó a coquetear con la ilustración digital y realizó algunos otros proyectos, como la publicación de algunas novelas ilustradas que continuaban el legado de KOR.
Sin embargo, en 2005 Matsumoto concedió una entrevista en la que desvelaba que su vida había estado marcada por una enfermedad, la hipovolemia del líquido cefalorraquídeo, que le había incapacitado durante largos periodos de tiempo y había afectado a la mayoría de su producción, impidiéndole realizar proyectos como un manga divulgativo sobre su enfermedad. Matsumoto falleció prematuramente a los 62 años, de problemas derivados de su enfermedad, dejando como legado una de las comedias románticas más divertidas del anime.
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